Siempre escuchamos lo bonita que es nuestra Extremadura, pero por mucho que nos digan, lo mejor es verlo. 

Ayer los niños de tercero a sexto fuimos a comprobarlo en una preciosa ruta a los conocidos como pilones en la Garganta de los infiernos. Aún conservamos en nuestras retinas esa maravilla de la naturaleza que demuestra la grandeza del Agua. 

Aprendimos mucho, tanto o más que en todo un trimestre de Ciencias Naturales. Y es que el respeto hacia la naturaleza se adquiere admirándola. Sólo así nos damos cuenta de lo mucho que tenemos que cuidarla. Aquí tenéis unas bellas fotos de este día las cuales más que fotos sacadas con un simple móvil, parecen ser sacadas de postales.

El sentimiento olímpico ha latido con fuerza el pasado viernes en nuestros alumnos/as gracias a  la visita de dos campeonas y medallistas olímpicas Extremeñas que han despertado grandes y bonitas emociones.  Y es que, el deporte aglutina todos esas actitudes y valores que queremos despertar en los niños y niñas.

NURIA CABANILLAS y LAURA CAMPOS ( de gimnasia rítmica y artística) han encendido la llama olímpica en los más peques y de sus demostraciones y explicaciones nos quedamos con uss caritas de admiración.

!!BRAVO, CAMPEONAS!!!

Las últimas semanas del trimestre, antes de las vacaciones de Semana Santa, han estado llenas de actividades, tanto dentro como fuera del Centro. Y es que hemos plantado muchísimos árboles en nuestro recinto escolar y nos hemos desplazado a la dehesa y a la zona de la Ermita de Cilleros para repoblarlas. Tanto ejercicio físico es muy importante para estar sanos, pero también es crucial proveer nuestro organismo de buenos alimentos. Por ello, no podía faltar para culminar esos días marcados por los buenos hábitos el «Desayuno Saludable»: pan tostado con aceite de oliva, leche con cacao y zumo de naranja recién exprimido (del huerto del Sr. Paco). Mmm… ¡Qué delicioso estaba todo!

Un día de esos primeros días de primavera decidimos salir de las aulas para disfrutar de una agradable jornada al aire libre. No era un día cualquiera, era un día bautizado en el calendario como «El día sin malos humos» y, nosotros, muy conscientes de la importancia de cuidar y respetar el medio ambiente, utilizamos nuestras piernas para hacer una pequeña ruta que acabaría en convivencia en la Ermita de la Virgen de la Navelonga. De esta manera, los mayores del cole, subieron por la dehesa para disfrutar las buenas vistas y plantar diversidad de árboles que pronto harán aún más bello el paisaje cillerano. Asimismo, los niños/as de infantil y 1º y 2º de primaria fueron tranquilamente observando los incipientes cambios estacionales en nuestros campos, y una vez llegado al destino también participaron activamente en la reforestación de los alrededores de la Ermita.

Pero nuestra aventura no acabó ahí, y muy contentos y sin malos humos nos dirigimos a la huerta de un vecino y amigo del pueblo: el Señor Paco, que, acompañado de su mujer, tuvieron la amabilidad de invitarnos (¡A TODO EL COLEGIO!) a visitar su campo repleto de preciosos naranjos y, así, coger esa rica y saludable fruta que, cargada de vitaminas, nos llena de energía y nos da mucha alegría.

Como se suele decir cada uno recoge lo que siembra. En este cole queremos recoger dulces frutos que aporten ricas sustancias. 

Y es que, sembrar un árbol es lo mismo que EDUCAR, no hay mejor símil que ese. Los maestros somos los jardineros y nos ocupamos individualmente de cada uno de nuestros arbolitos, niños y niñas con unas capacidades que hay que impulsar igual que cuando echamos abono a una planta para que crezca fuerte. La educación, es el abono y cada niño y niña una preciosa planta. Unos crecerán y ofrecerán sombra y cobijo, como aquel que forma un hogar y una familia, otros además darán flores, como aquellas ideas y actitudes de ciudadanos ejemplares y otros además darán frutos como muchas personas que aportan buenas cosas a la sociedad por su trabajo o por sus acciones y ejemplos.

El 12 de Marzo, en nuestro colegio hemos plantado vida. Cada curso ha apadrinado uno o dos árboles y los han sembrado ellos mismos. Le han puesto un nombre y han estudiado sus características para elaborar una ficha técnica que colocarán junto a la planta brevemente. Ese conocimiento cercano del árbol sembrado hace que los niños creen un vínculo con la planta y surja la necesidad de cuidarla y respetarla. Por tanto, ya tenemos el mayor de los objetivos cumplidos.