Por fin llegó el gran día en el que hay que venir al cole con especial alegría. Ya lo advirtió La Patarrona: «Espero que no me falléis, pues ya todos me conocéis. Si lo que pido no hacéis, sin duda os arrepentiréis. Un circo quiero montar, y nadie podrá rechistar. Si de personaje de circo no vienes porque para disfrazarte eres vago, serás el que desaparezca en la actuación que hace el mago».

Y como somos muy obedientes todos vinimos sonrientes y el colegio de Cilleros se convirtió en un gran espectáculo circense donde las aulas se llenaron de majestuosos elefantes, temibles leones, elegantes bailarinas, serios domadores, graciosos payasetes, sorprendentes magos… Y, después del recreo, comenzó la función, la emoción del circo brilló y pudimos disfrutar de cuatro fabulosos talleres: el de las increíbles pompas gigantes de jabón, el de la confección de antifaces y máscaras, el de baile y, como no podía ser de otra forma, el de malabaristas, equilibristas, contorsionistas y hasta domadores de fieras.

 ¡MUCHAS GRACIAS PATARRONA, SU GRACIOSA MAJESTAD, POR LLENAR DE ILUSIÓN Y ALEGRÍA A LOS NIÑOS/AS EN ESTE BONITO CARNAVAL!!!

Cuenta la leyenda que la Patarrona era una mocita muy divertida a la que le gustaba mucho disfrazarse e ir a todas las fiestas del pueblo, desatendiendo de esta manera al ganado y sus tareas escolares. Se escapaba sin terminar sus quehaceres y esto disgustaba mucho a sus padres. Un día su madre, sin pensar que su deseo se iba a hacer realidad, le dijo: «Cualquier día de tanto bailar y corretear, cien patas te saldrán». Y a la mañana siguiente la niña amaneció no con cien patas, pero sí con 4 o 5. Por ello, la llamaron «La Patarrona» y a partir de ese mismo día, como le encantaban los disfraces, pensó que cada mes de febrero visitaría los colegios para compartir con los niños/as el Carnaval.

Y así es como un día apareció misteriosamente nuestra amiga con 4 patas y 4 mensajes en cada una de ellas. Cada mensaje contenía un mandato o instrucciones de cómo teníamos que venir disfrazados al día siguiente: el martes ordenó que nuestros zapatos debían ser diferentes; el miércoles algo del cuello debía colgar, podía ser una pajarita, un collar, una corbata o un fular; el jueves algo en la cabeza tuvimos que llevar (un sombrero, un turbante, una peluca o una corona de diamantes). Y, finalmente, el viernes era obligado venir disfrazado pues con el circo habíamos topado.

Las pasadas navidades, impulsados por el deseo de aportar nuestro granito de arena solidario y por la sensibilidad que el pueblo de Cilleros y concretamente el Colegio tiene frente al cáncer infantil, participamos en el proyecto UN DIBUJO, UNA SONRISA de la fundación Aladina y que describimos ya en artículos anteriores. 

Recaudamos un total de 689 Euros que se destinan a luchar contra esta enfermedad y ayudar a los más pequeños a hacerla más llevadera.

Sabemos que hemos sacado muchas sonrisas con nuestro gesto, y también sabemos que hemos sacado la más bonita de todas, la de nuestro inolvidable compañero Alonso.

¡¡¡GRACIAS POR VUESTRAS APORTACIONES!!!